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Ironías de la Vida o un Mundo al Revés / SENTENCIA

"Ironías de la Vida o un Mundo al Revés"
¿SENTENCIA JUSTA?
27/09/2016

Ayer Lunes 26 el diario National Review, en su edición digital, publicó la noticia sobre la sentencia dictada por el juez Mark C. Fleegle en el juicio de la joven de 21 años, Emely Weaver, quien fue condenada a cadena perpetua por haber dado muerte a su bebé inmediatamente después de nacer, en Abril de 2014.

No es un hecho fortuito el haberles traído a colación esta noticia. Tampoco es por capricho o simple morbo sensacionalista. Quiero hacer un llamado de atención bien sonoro, que mueva a verdadera reflexión a nuestras conciencias y no se quede en un simple “Ay Dios mío”, seguido de una plegaria pidiéndole al Creador que nos libre del mal, y con ello queda zanjado nuestro deber cristiano.

Ciertamente es un crimen deplorable el que hizo la joven, que en ese momento arribaba a sus 19. Fue algo terrible y maligno. Pero ¿es acaso peor el crimen de Emely -hasta el punto de merecer una cadena perpetua- que el que cometen a diario miles de mujeres embarazadas quienes “disponen” de las vidas de sus bebés semanas antes de nacer, y de forma incluso más cruel?

El articulista Jay Nordlinger escribe: “Me cuesta creerlo. Y pienso que estamos en una sociedad profundamente hipócrita”. Coincido plenamente con él, más aún si recordamos que el año pasado (2015) se registraron unos 80 MILLONES de abortos a nivel mundial, sin incluir aquellos no contabilizados y que se estima sobrepasaron los 40 MILLONES; muchas más muertes que las producidas por todas las guerras desde la “Gran Guerra”. 

La dura condena a Emile Weaver por el crimen cometido se contrapone a la celebración del derecho a abortar como un signo de progreso. El lobby feminista está a punto de anotarse una victoria si logra que la ONU declare el 28 de Septiembre como “Día Internacional del Aborto Seguro”. Cabe preguntarse ¿por qué Emile podría haber acabado con la vida de su bebé apenas unas semanas antes en un centro de Planned Parenthood, mediante el desmembramiento de sus extremidades y la aspiración mecánica de su cabeza, y no podía asfixiarlo en el cuarto de baño del centro universitario, cuando aún estaba unido a ella por el cordón umbilical? ¿Qué ocurre en el transcurso de una o dos semanas, para que lo que antes era un derecho, ahora sea un crimen abominable? 
¡Caramba qué descuidado soy! Se me olvidaba que el principal argumento que esgrimen “los entendidos” en materia de aborto –entre ellos la trasnacional Planned Parenthood, Hillary Clinton, Esperanza Aguirre y pare usted de contar- es que antes de nacer “no hay vida humana sino solamente un conjunto de células”.

Una sociedad que promueve el aborto y condena con tal dureza el infanticidio es una sociedad moral y jurídicamente disociada. Qué horrible, qué repugnante, no podemos soportar la visión de un bebé en una bolsa de basura, pero, ¿de qué creen que están llenos los contenedores de basura de los centros de abortos en todo el mundo, después de desmembrarlos y vender sus órganos y tejidos, sin incluir aquellos que son disueltos en ácido? 

Pero aquí no termina el asunto. ¿Por qué un juez se ensaña con tal dureza contra una joven inmadura que apenas comienza a vivir, si además existe un precedente jurídico (precisamente en la nación donde los precedentes jurídicos tienen peso) de un caso similar en el 2002 donde el juez, Howard S. Zwelling, dictó sentencia de tres años?
Sencillamente es un claro mensaje a las mujeres estadounidenses. Catorce años después se les “exhorta” a abortar: conmutación de pena o cadena perpetua, ¿qué prefieres?

Ayer retwitee un artículo publicado en LifeSiteNews.com sobre el caso de la chica Allison que fue conminada y obligada a abortar en uno de los centros de Planned Parenthood, luego de acudir para realizarse una prueba de embarazo. Pero no debe asombrarnos que nada pase, y mucho menos después de que el activista próvida David Daleiden hiciera públicos los 14 videos donde se desenmascara a la trasnacional abortista y su superlucrativo negocio de venta de órganos, y por lo cual, Daledein, estuvo a punto de perder su libertad.

¿Seguiremos orando, rasgando nuestras vestiduras y dándonos golpes de pecho o cobraremos plena conciencia de lo que se nos viene encima si no tomamos cartas en el asunto y decidimos dar un paso adelante en las batallas que debemos librar cada día?
No queda tiempo para seguir meditando a la espera de que otros actúen. Hagamos nuestras las palabras de San Agustín: “Ora como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti”.

José Rafael Páez
Ironías de la Vida o un Mundo al Revés / SENTENCIA
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ARTÍCULO DE OPINIÓN / OPINION PIECE

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